sábado, 5 de noviembre de 2022

Despidos masivos en Twitter: la perspectiva desde IT

No tenía intención de escribir nada hasta no sacar tiempo para seguir con mis posts de scripting (que sé que tengo abandonados, pero tengo buenas razones), pero nos enteramos hoy de los despidos masivos en cierta red social y, tras ver la debacle que va a ser para mucha gente (y lo mucho que se la va a pelar a su nuevo dueño), no he podido evitar pensar en que hay otro grupo de gente para el que también es terrible y del que no se va a hablar porque, sinceramente, nunca se habla de él.

Hablemos de lo que pasa cuando se despide a alguien en este gremio, y hablemos de la gente que, cuando se toma la decisión, debe ejecutarla, más allá de la visión típica de RRHH.

Hablemos de los despidos... Desde la perspectiva de IT/helpdesk.

miércoles, 26 de enero de 2022

Scripting con Fisinformático: introducción

¡Hola! Te doy la bienvenida a "Scripting con Fisinformático", una serie de posts dedicados a intentar enseñar algo que no se enseña en muchos sitios y que la mayoría hemos aprendido por nuestra cuenta: a pensar y razonar para scripting y programación, a convertir la idea que has tenido en código que un ordenador pueda entender y ejecutar.

Mirando manuales de scripting y programación y viendo lo que cuenta gente que sale de bootcamps de iniciación, veo que siempre se cubren los mismos temas: instrucciones, tipos de variable, control de ejecución, gestión de errores, estructuras de datos... Que son temas importantes y deben estudiarse para programar (y los estudiaremos, a nuestra manera), pero me da la sensación de que no se habla sobre cómo pasar de una idea a código que podamos ejecutar, o de cómo estructurar un proyecto para llegar hasta el final sin querer saltar por la ventana en un arrebato de frustración. Los programadores veteranos leerán esto y pensarán que muchas cosas son evidentes, o encontrarán errores que sólo se corrigen con experiencia, pero estos post están dirigidos a toda esa gente que programa, que sabe defenderse con un lenguaje pero que todavía no ve el alcance de lo que ha aprendido, porque ha aprendido a programar pero no a pensar en cómo programar.

Es decir, estos post no van a ser un compendio de instrucciones, sino de situaciones prácticas que podríamos resolver usando la fuerza bruta (hacerlo "a mano") pero que preferimos resolver con alguna automatización, porque esto es informática, la ingeniería de hacer que los ordenadores trabajen en nuestro lugar diciéndoles lo que deben hacer.

martes, 29 de diciembre de 2020

Cuando una ñapa puede complicarte la vida: Emotet y lo que el sysadmin desconoce

Hola a todos. Sé que hace mucho tiempo de mi anterior entrada, pero han ido surgiendo cosas, temas personales y familiares que al final te alejan de lo que quieres hacer y los días se escapan como los segundos de un reloj.

Pero hoy vengo a contaros una movida de las que me gustan: cómo se han unido técnica, habilidad, procedimiento e ingeniería social para hacer bypass a casi todas las medidas de seguridad que podamos tener montadas en la empresa, usando el correo electrónico. Es algo que estoy viendo en el trabajo (y que puedo contar porque es público) y algunas cosas sueltas que parecen no tener sentido hasta que las unes.

Y es sobre lo que parece ser la nueva (y más elaborada) campaña de spam lanzada por la botnet Emotet, una vieja conocida por todos los que trabajamos leyendo logs de sistemas de correo y que, en mi limitada experiencia en seguridad, me parece una buena cabeza de playa para un APT.

Voy a dividir el post en tres partes:

  1. Resumir el entorno alrededor del correo electrónico.
  2. Hablar de los adjuntos maliciosos en correos electrónicos y describir superficialmente dos de las variantes (que me he encontrado) que nos llevan al ataque actual.
  3. Ver qué medidas de seguridad vulneran y por qué puede ser tan efectivo.

Y como no puede ser de otra forma, os lo voy a contar desde el punto de vista de Operación y de la forma más general posible: no deciros qué hay que hacer en un entorno concreto pero sí daros algunos conceptos que podáis utilizar a la hora de enfrentaros a este problema u otros similares en el futuro.

Así que vamos a por ello. Comencemos con una nueva entrada de Soportando y Sysadministrando.

lunes, 18 de mayo de 2020

Arquitecto: qué vamos a desplegar

Buena
s noches a todos, y bienvenidos una vez más a este pequeño pero ambicioso proyecto que quiero montar.

Os prometí que la siguiente entrada tendría miga, así que poneos cómodos, coged de beber, respirad hondo y vamos a ello.

Porque poco a poco vamos a montar e integrar todos los sistemas de un departamento de IT.

miércoles, 13 de mayo de 2020

Volviendo a la investigación

Tras muchos meses de parón (pero muchos, muchos), por fin me he decidido a volver a mi investigación. Ya lo puse por Twitter y parece que os gustó la idea, así que os voy a ir contando los avances que vaya haciendo.

Así que para esta primera entrada, os voy a poner en antecedentes de cómo empecé con este tema, por qué me gustó y los motivos por los que voy a hacerlo de nuevo y de la manera que quiero hacerlo.

¿Preparados? Porque allá vamos.


martes, 11 de septiembre de 2018

Un día más en la oficina

Cuando me he levantado esta mañana, hacía un rato que me había tapado con la sábana de la cama. Me había despertado hacía un rato con frío, y me arrebujé en la cama intentando retener algo de calor.

Aunque, visto con perspectiva, igual sabía intuitivamente lo que iba a pasar y buscaba una excusa para coger posición fetal.

viernes, 7 de septiembre de 2018

Elegí un mal día para dejar de fumar...

Fecha aproximada: 18 de julio de 2018

... O eso diría si fumase.
Dicen que los informáticos estamos locos y, tras llevar dos años trabajando de informático, la única duda que tengo es si ya lo estamos antes de empezar, o desarrollamos la locura como mecanismo de defensa ante lo que vemos (y sufrimos) cada día.

Hoy ha sido un día duro. No soy un quejica, pero hay días que son superiores a mí y hoy ha sido uno de esos días.
Pero comencemos por el principio. Esta mañana me he levantado, contento y feliz, pensando literalmente "hoy es viernes, ya está la semana hecha, vamos a por el día, que no puede ser tan malo". Mientras, en alguna parte, el Universo se reía malignamente mientras pensaba "a ver qué le podemos hacer hoy, que está solo con todas las oficinas a su cargo. A ver lo que dura".
Llego puntual a la oficina y tiro para arriba. Ayer no me había quedado mucho pendiente, un par de incidencias sin importancia, de éstas que se resuelven solas milagrosamente al reiniciar, así que tiro para arriba, contento y feliz de que ya es viernes.
Dos años trabajando aquí y todavía me sorprende lo ingenuo que soy.
Subo, dejo las cosas, me siento en mi sitio y me pongo a mirar el correo: una incidencia abierta ayer que no depende de nosotros, pero que tendré que escalar si se ponen farrucos; un problema en otra oficina, que se resuelve mandando un procedimiento por correo; que van a llegar los teléfonos nuevos a lo largo de la mañana, pero sin saber la hora; otra incidencia con una página de la Administración, que son muy dados a hacer cambios sin avisar ni dejar instrucciones; y varias usuarias que se han quedado sin acceso a la plataforma interna. Mientras voy cogiendo las cosas, me avisan de que me necesitan en la misma planta que las usuarias de antes, pero en otra oficina. Guau, cinco minutos desde que he entrado. Nuevo recórd absoluto de tranquilidad a primera hora.
Pero lo primero es lo primero: llenar la botella de agua fresquita en administración y legal. Para una oficina que tiene agua decente y fría todo el año, hay que aprovechar. La primera, en la frente: la fuente estaba fuera de servicio. "Mal presagio" dice mi pesimista interior. "No es nada" dice mi optimista interior. "Sólo estamos empezando" piensa el Universo mientras me alejo molesto de la fuente hacia mi primera parada.
Cinco minutos y una incidencia chorra más tarde, entro en la oficina de la que me llaman. Me dice el usuario, literalmente que "desde que se ha actualizado el ordenador, no podemos imprimir PDFs y tenemos mucho trabajo hoy."
Contexto: no sé exportar a PDF, así que tuviste que ponerme un programa más simple que el mecanismo de un chupete para que no tuviese que buscar la opción de "Exportar a PDF" en Office, que es muy complicada y no la entiendo.

Lo que me dijo: este programa tuyo que me pusiste es una mierda y ha dejado de funcionar.
Traducción: como tecleo a cabezazos y toco donde no debo, me he cargado los archivos del programa y ha dejado de funcionar. Quiero que me lo arregles lo antes posible, que no puedo irme a tomar café a mi hora si no.
Discuto con el usuario para que me deje mirar en su equipo (me hacen esperar aunque les corra prisa), compruebo que se ha actualizado, que tiene la opción de exportar a PDF, que funciona, le explico cómo se usa la impresora de PDF nativa de Windows, se lo demuestro, le digo que lo intente delante de mi (hasta que no les obligas a hacerlo se niegan porque es "demasiado complicado". Ya os contaré lo que pasó cuando cambiaron la máquina de vending) y deja el proceso a la mitad porque no se aclara y le parece muy complicado.

- Pues vas a tener que hacerlo así, porque no tengo tiempo de ponerte la otra impresora.
Y entra su jefa, que se sienta enfrente de él:
- ¿Como que no tienes tiempo de ponerle la impresora? ¡Si la necesita para trabajar!
- Puede trabajar, estoy explicándole cómo.
- No, no, le pones la otra impresora, que es la que ha usado siempre, y así no tiene que aprender a usar la nueva.
Contengo mis ganas de preguntarme en voz alta cómo se hace la selección de personal y se promociona en la empresa para no ofender a varios usuarios decentes que tengo un poco más allá. Intento explicarlo otra vez. El usuario, envalentonado porque ahora son dos contra uno (y una de ellos, jefa), se niega a atender a las explicaciones, así que les digo que van a funcionar así porque pueden trabajar, y que no les voy a poner otra impresora más por política de departamento (no instalar programas si hay una función ya instalada que funciona):
- Pues ya hablaré yo con tu jefe para que nos la pongas, que no puede ser que nos déis el peor servicio de toda la empresa.
Si le contesto, llevaré razón, pero me tiraré media hora discutiendo con ella, gritará y la tendremos en medio de toda la oficina. Mientras tanto, me han llamado de otro sitio, que se les ha actualizado el equipo y ya no pueden entrar al portal del cliente. No tengo media hora para perderla con ella, así que les digo que, si lo tienen claro, que me voy. Y me marcho mientras el otro intenta aclararse con su impresora "nueva" y su jefa dice algo de escribir a mi jefe acerca de mi profesionalidad.
Tomo nota mental de quién va a perder el último trimestre de correo en su próximo archivado mientras voy a hablar con otra usuaria, me cuenta, le cuento y actualizamos la incidencia en la plataforma web del cliente. Según termino de rellenar el parte, me pilla el jefe de la planta, que había visto mi correo pidiendo espacio para guardar los teléfonos nuevos unos días. Me dice que sin problemas, pero que quiere estar al corriente de los avances (como si no lo estuviera ya) y nos llama un técnico del cliente a ver qué pasa. Me pongo al teléfono.
El chaval al otro lado es un operador que no tiene mucha idea de sistemas, pero que es lo bastante educado para no demostrar alivio cuando me identifico como informático y que sabe bastante para entender de lo que hablamos. Le cuento mis penas, me cuenta las suyas, le digo por dónde creo que van los tiros (conozco la solución) y que, por favor, pase la información a Sistemas, para que lo comprueben y lo pongan en marcha, que tengo los equipos cayendo en dominó y que, en breve, no se va a poder trabajar.
Me da las gracias por la información y me dice que la pasará a sus jefes. Sé que lo intentará: tenía voz de tratar con usuarios todos los días (es la voz que tienes cuando lo que necesitas son unos meses alejado de tu trabajo) y creo que encontrarse con alguien que ya ha investigado un poco le ha animado. "Por fin alguien que no me grita" ha debido pensar. Parafraseando a aquel, "coño, que es compañero".
Vuelvo a mi sitio y suena el móvil de guardia antes de que me pueda sentar. Una usuaria trabajando como externa en las oficinas de un cliente (primera noticia de que tenemos externos), que se le ha actualizado el ordenador (¿otra más?) y que el equipo lleva en bucle infinito desde por la mañana. Me da la dirección y me dice que si puedo acercarme a ver qué le pasa. Sin colgar, miro la dirección en Google Maps: una hora de viaje en metro desde mi oficina. Va a ser que, si no hay fuego, no voy a ir. Y si lo hay, tampoco: ya llamarán desde allí a los bomberos.
Le digo que no sé si podré ir, que la mañana la tengo ocupada pero que veré qué puedo hacer. Le digo de conectarme en remoto para ver qué pasa pero me dice que tienen la red capada y que no pueden descargar nada. Joder, la cosa mejora por momentos. Me despido, cuelgo y llamo a un compañero de sistemas, que ya ha hablado con ella, para que me cuente qué ha visto y si se le ocurre algo para arreglarlo sin tener que perder la mañana en el metro. Me dice que lo va a mirar y que me contesta algo cuando pueda, pero que me abra hueco, porque me tocará ir de avanzada.
Cojonudo: mi oficina cayéndose a cachos y me tendré que ir a Mordor sur a ver qué coño pasa con un portátil. Vamos a preparar la mochila para el paseo...
Me voy a la máquina de refrescos y me saco una lata. A tomar por culo la dieta, necesito líquido azucarado o le muerdo la cabeza a alguien. Meto la moneda. Me la escupe. "Máquina fuera de servicio". Cojonudo. Me voy a la otra máquina, dos plantas más abajo, veo en el móvil que todavía son las diez y me digo "esto no puede empeorar mucho".
Dos años en soporte y aún no he aprendido nada.
Según subo, me encuentro a un mensajero con un carrito y cuatro cajas grandes. Mi instinto me dice su contenido antes de que pueda ver las etiquetas: los teléfonos nuevos que llegaban como pronto el lunes. Me acuerdo de la madre de alguien en voz alta y el mensajero me mira raro. Le digo que me hago cargo de las cajas, y que me disculpe, que no las esperábamos hasta la semana que viene. Le pido que espere mientras me voy corriendo a buscar las llaves de la oficina que nos han dejado, y otra carrera más dos plantas más hacia arriba buscando las dichosas llaves.
Cuando vuelvo, le digo al transportista que las baje una planta, que tenemos sitio allí. Entramos, me deja las cajas y qué cara me verá para que se ofrezca a ayudarme a mover las mesas de la oficina para hacer más sitio. Le digo que no hace falta, que hago hueco mientras trae el resto de cajas y así no andamos en misa y repicando. Se va y me trae el resto de cajas en otro viaje.
Un correo después avisando de la llegada del material, me llaman de la misma planta que antes para que instale una cosa. Que lo han instalado pero que les salen cosas raras.
"Pero si no tienen permisos para instalar, ¿qué demonios han hecho?" pienso mientras me acerco al equipo y me encuentro con un navegador que no se abre porque faltan archivos de instalación, un buscador que no conoce ni el que lo programó en Internet Explorer y un aviso del antivirus sobre un adware recién instalado como complemento de navegador que quiere ejecutar un archivo de javascript. Joder, hay que ser bueno para que se te ocurra algo así.
Desconecto el equipo de la red mientras paso el antivirus. El escáner no avanza. Abro el administrador de tareas y me encuentro con que Internet Explorer está usando casi 6 GB de RAM y el 75% del procesador estando cerrado. Envío a IE al lugar donde debería estar y dejo el antivirus pasando. Pongo a la usuaria en otro equipo y, cuando me voy a sentar a mirar más cosas del equipo, otra vez el teléfono de guardia.
Coño, el sysadmin de soporte. Que ha leído mi correo y que cuándo puedo conectar los teléfonos. Le digo educadamente que estoy pelín saturado y que veré cuándo podré hacerlo, si es que puedo. Le comento también lo de los escritorios remotos y me pregunta si tengo solución. Le digo que se la mando cuando tenga un respiro...
... Que tampoco iba a ser en breve: según me levanto, uno de los jefes, que tiene el correo bloqueado y no salen los correos. Le quito el alias de red que tiene y reinicio Outlook. El correo sale como los niños el último día de clase antes del verano o un político buscando una puerta giratoria. Pruebo otra vez, funciona, aviso al jefe y me tomo unos minutos fuera de una pantalla. En el reloj, las once de la mañana.
Aprovecho el "descanso" para avisar a los jefes de que han llegado los teléfonos. Mil preguntas después, el teléfono de guardia de nuevo: la usuaria de antes, que ya va el compañero de soporte, que tenía que acercarse por allí al final. Escribo al compañero dándole las gracias por quitarme el marrón y me da ánimos. Una cosa menos.
Me pillan por banda con un tema de firma electrónica con un ayuntamiento de alguna parte que tiene la página web montada con Tomcat sin el último parche montado sobre un CentOS 6. ¿Que cómo lo sé? Porque el que la montó lo hizo para que escupiera todo el log del servidor al usuario cuando no lograba autenticar. Sí, rutas internas incluidas. En fin...
Meter dominio en "Sitios de confianza", meterlo como excepción de Java, reiniciar navegador, fallo, reiniciar equipo, fallo, buscar manual, no encontrarlo, oír resoplidos a mi espalda. Ya sé cómo va a acabar esto, y paso de discutir con su jefe para llegar al mismo sitio. Plan de contingencia:
- ¿Puedes enviarlo en papel?
- Sí.
- ¿Te cuesta menos?
- Sí.
- Pues hazlo en papel.
Miro el reloj. Aún no son las doce. Me llaman para que compruebe un equipo, que tiene que estar listo el lunes. Las doce y cuarto. Llamada al teléfono de guardia, que nos han contestado del cliente por la incidencia que tenemos abierta. Bajo y me pasan con el operador con el que he hablado dos horas antes, que sonaba entre asustado y preocupado al otro lado. Resumen de la conversación: nos lavamos las manos, os jodéis, problema vuestro.
Antes de que pueda asumir la noticia, llamada del teléfono de guardia, recordatorio de los teléfonos. Aprovecho para escalar el problema y quitarme algo de en medio. Me recuerda que le mande lo que hemos hablado antes y le digo que en cuanto tenga un hueco.
Doce y media. Hora de quitarme los teléfonos de encima. Hasta donde llegue, porque estoy agotado física y mentalmente. Me cojo tres cajas con teléfonos y me los subo a mi puesto. Pido ayuda y cuatro compañeras me ayudan a desembalar y preparar los teléfonos mientras yo preparo el switch poe que los alimenta. Diez minutos más tarde, hay 44 teléfonos conectados y encendidos a la espera de que se conecten en remoto para configurarlos. Joder, sí que son eficientes cuando se ponen en serio.
Correo a la central avisando de que hay teléfonos para configurar, y que me avisen para poner más la semana que viene. Me siento (¡por fin!) en mi sitio y cierro los ojos un momento antes de volver a la realidad. No queda nada para irme, estoy destrozado física y mentalmente, y hay muchas más cosas hechas de las que creía que habría al final.
La una, hora de irme. Cojo bártulos y me dirijo a la puerta. Cuando estoy bajando el primer tramo de escaleras me pilla un jefe. Que no me vaya sin que mande un correo urgentísimo que tiene que salir hoy sí o sí. Interiormente me acuerdo de cuatro generaciones de antepasados suyos por ambas ramas familiares, y le sigo hasta su despacho.
Veinte minutos después me puedo ir, no sin que el Universo me de el golpe de gracia:
- No ha sido para tanto, sólo diez minutos de nada, ¿no

Si no me hubiera tenido que ir, hubiese roto a llorar en ese momento.

Despidos masivos en Twitter: la perspectiva desde IT

No tenía intención de escribir nada hasta no sacar tiempo para seguir con mis posts de scripting (que sé que tengo abandonados, pero tengo b...